viernes, 25 de mayo de 2007

Reivindicando el bloque

Hoy, nos volvemos a encontrar una convocatoria de la selección nacional. Y con ello, el debate. Debate que, a diferencia de los dualismos que nos tienen acostumbrados casi todas las polémicas futbolísticas, por la naturaleza del propio juego, se abre desde cualquier frente, pues ya sabe usted que 'la selección es de todos'.

Dejando a un lado lo inoportuno de la cita en la Liga más competida de los últimos 10 años a todos los niveles, que es debate aparte, la discusión tras una convocatoria se suele centrar en los nombres, en los estados de forma, en los ciclos de rendimiento y en los números de los ausentes frente a los números de los convocados. Arrastrados por corrientes de opinión que a mí, sinceramente, me sorprenden, los aficionados de todo el país se agitan reclamando plaza para unos u otros, porque aquí nadie está contento. Haga usted la prueba: saque el tema en cualquier reunión. No encontrará futbolero satisfecho.


No vayan a creer que el que firma es excepción. Tampoco estoy satisfecho. Dejando de lado mi opinión sobre el seleccionador, cuyo paripé tras el mundial enterró cualquier esperanza, estoy cansado de ver infinidad de probaturas en cada llamada. No de ahora, sino desde el bueno de Camacho. Quizá cansados de los, a la postre mal llamados, 'amiguismos de Clemente', nos lanzamos a la cruzada del momento de forma con ilusión renovada. Y salió bien, durante un tiempo. Antes de que posteriores seleccionadores lo redujeran al absurdo, y las prensas locales conviertieran esto en una feria. Tras cuatro años de fracasos, como decía mi abuela, dejemos los experimentos para la gaseosa. Hemos comprobado que no podemos pretender estar a la altura de grandes selecciones como la alemana, la francesa o la brasileña, por poner algunos ejemplos, si en cada convocatoria apostamos por una nueva prueba. ¿Cuándo se hace bloque entonces? ¿Los 15 días previos al evento de turno, y con las tres pachanguitas (nada de rivales fuertes, no vayamos a salir escaldados) de obligado cumplimiento? No señores, no.

Por ello, desde este espacio, abogo por el bolque. Por esos 15 jugadores que tienen que ir siempre, por esos 11 fijos en los que el seleccionador cree, equivocadamente o no, y defiende a capa y espada. Por ese sistema que crea que será el del éxito. Pero por Dios, manténgalo.
Vayamos a la derrota, pero con las cosas claras. Con nuestra manera de jugar, sea buena o mala, sea bonita o fea. Pero que sepamos cuál es. Que los jugadores sepan cuál es.


Me vienen a la cabeza ahora éxitos de otras selecciones nacionales. No tenemos más remedio que mirar en el espejo del baloncesto, el último gran éxito del deporte español. Pregúntese cuál será la lista de convocados para el Eurobasket 07 que se celebra en España. Si ha seguido a la selección, aunque sea a ratos, seguramente acierte el 80%. Pero si se remonta 4 o 5 años atrás, descubrirá maravillado que gran parte de esos jugadores estaban allí, haciendo piña, haciendo grupo.

No le sugiero que haga la prueba futbolística porque puede llevarse una decepción. Porque en fútbol, todo es diferente. Tenemos que llevarnos a los que mejor estén. A los que más goles llevan, a los que mejor están jugando, a los que hacen fútbol en el equipo del momento. Y yo, le suplico. En la tempestad del circo de números, de ciclos y de momentos, aliniese conmigo. Gritemos, reivindicando el bloque.

1 comentario:

Wade #3 dijo...

Pero es un mundo diferente el futbol y el basket. En baloncesto tenemos una hornada de jugadores realmente buenos, cosa que no tenemos en futbol, en los cuales tenemos algun que otro buen jugador, pero poco mas.

Aun asi, yo tambien soy de los que piensa que lo ideal es confiar en una serie de hombres, asi adquieren una serie de automatismos vitales en cuanto a selecciones se refiere, y que suponen una ventaja a favor.